Ahora vienen a tu mente esos momentos en los que podías llorar de puro cansancio, las noches sin dormir, las mudanzas para salir a la calle con el cochecito para ir al parque, los interminables cambios de pañales, esa “caca” de última hora que hace que llegues siempre tarde a todas las citas. Eso parece que ha terminado. Tu niñ@ se inicia en lo que parece la adolescencia. Tratas de pensar que no puede ser tan duro como la infancia y asumes con fortaleza y entusiasmo lo nuevo por venir aunque en el fondo sabes que no recuerdas ni tu propia adolescencia.

Ella relata con pelos y señales que hace más de diez días que la están acosando desde un grupo de WhatsApp del instituto. La acorralan en los pasillos y tratan de sacarle fotografías que luego suben a YouTube. En ese momento se detiene la escena en tu mente y reconoces que no sabes ni por dónde empezar a gestionar todo eso. Lo primero que hay que hacer es valorar la entidad de lo que está sucediendo con la lectura de los mensajes y el visionado de las fotografías o vídeos subidos a YouTube.  Según la gravedad deberá acudirse a interponer una denuncia con el mayor número de pruebas posible. En cualquier caso deberíamos acudir al centro educativo a ponerlo en conocimiento a fin de que tomasen las medidas educativas y sancionadoras necesarias para restablecer el orden en el Instituto.

Acoso en Instagram

Cuando crees que has salvado lo peor que podía ocurrir…

  • Mamá, ¿sabes lo que me está pasando?

Frunces el ceño. Sabes que es la pregunta interrogativa que más odias escuchar porque a día de la fecha empiezas a reconocer que hay algo que se te escapa y que no podrás manejar de forma tan fácil como un cambio de pañales o un simple biberón de agua caliente con cacitos de papilla en polvo.

  • Mamá, hay un tipo que me está amenazando por Instagram y trata de que le pague dinero por un collage de fotografías que dice que son suyas pero que las he creado yo.
  • ¿y eso cómo es posible? Yo estoy en tu perfil de Instagram y no he visto nada.
  • Es que … tengo cuatro perfiles más y tú no estás en ellos.

Ese giro inesperado no lo has previsto. Recuerdas cuando tu hermana se llevaba la minifalda en el bolso y se cambiaba en la portería mientras tú te escandalizabas por la osadía en ponerse lo que le “daba la gana” ya te parecía una “burrada”. Tu propi@ hij@ te catapulta a otra realidad cuyos parámetros no habías siquiera imaginado.

Lo primero que hay que hacer en este caso sería solicitar a la Aplicación / Red Social que bloquee al usuario que está amenazando a nuestr@s hij@s.

Te entran ganas de darle una “colleja” y decirle un “sólo te falta enviar una fotografía desnud@”… No acabas de terminar ese pensamiento cuando vuelves a escuchar un:

  • Mamá ¿sabes lo que me está pasando?
  • Dios! ¿Quéeeeee?
  • Mi mejor amiga ha enviado una fotografía en sujetador porque ha cedido al chantaje que le hacía un chico a través de WhatsApp. El chico le enviaba fotografías desnudo y le pedía a ella que le enviara otra. Insistió tanto que, por quitárselo de encima, envió la fotografía y él, al recibirla, la colgó en YouTube. El caso es que, ¡está en todas partes!
  • ¿Perdóoooon? – alargas las letras porque en ese instante el nuevo escenario te ha superado. Acabas de entender que el mundo digital es infinito y que no estabas preparad@ para acompañar a tus hijos adolescentes en ese trayecto.

No hay que prohibir, hay que acompañar

Empieza por hacer capturas de las imágenes colgadas en YouTube y solicitar a la plataforma su retirada. Lo lógico será que varios usuarios se hayan hecho eco de la imagen y la hayan replicado en sus propios perfiles. Se debería solicitar la retirada en cada uno de ellos. Se procederá también a la denuncia de los hechos y si fuere menor, deberá procederse a denunciar en Fiscalía de Menores quienes llevarán por sí mismos la Instrucción del caso.

El llanto se produce otra vez, en el silencio de ese espacio de soledad que a veces logras encontrar dentro del día, y te das cuenta de que el llanto que venía por cansancio y noches sin dormir era mucho mejor que el llanto por una adolescencia a la que reconoces no saber acompañar. No luches, alíate. Crea perfiles en redes sociales y trata de conocer las aplicaciones y el medio en el que se mueven tus hijos. Sólo así podrás entender de una forma más próxima en qué punto están.

Lo importante no es prohibir, lo esencial es acompañarles en esta nueva etapa de experimentación sin fin.