Sextorsión: el escenario que nunca imaginas.

Nunca imaginan que lo que parece un “gran momento” a través de una webcam termine siendo un gran Infierno emocional, con repercusiones familiares y graves daños reputacionales. Suele ocurrir de madrugada, o a últimas horas de la noche, cuando la excusa de terminar un trabajo “para mañana” nos despierta la curiosidad acerca de qué es lo que se produce a esas horas en la Red. Abrimos nuestro perfil de Facebook, por ejemplo, o de otra red social. Como no somos muy “creyentes” en esas paranoias de la seguridad informática, tenemos nuestro perfil abierto. Nuestras publicaciones están abiertas a cualquiera que “pase por ahí” y mire dentro de él. Como si fuera verano, tuviéramos una casa a pie de calle y dejáramos las ventanas y puerta abierta de par en par, sin poner traba alguna para mirones y curiosos. Así es nuestro perfil, abierto, libre de obstáculos.

Casualmente, mientras andamos curioseando por los perfiles de los demás amigos que tenemos aceptados entre nuestros contactos, se nos abre la ventana de conversaciones instantáneas privadas. Es una chica joven. Tiene unos diez años menos que yo, según dice. Pregunta de dónde soy, que si cuál es mi ciudad, que si cuáles son mis hobbies, que si está aburrida, que si…. De repente nos enseña una fotografía con una camiseta de tirantes. Parece que no lleva ropa interior debajo. Pregunta que si nos gusta su cuerpo y “casualmente” se le cae un tirante, se acerca a la webcam y enseña el “canalillo” hasta que finalmente se tiene que quitar la camiseta. Nadie nos ve porque a esas horas en la oficina o en casa, todos están durmiendo y nuestras labores profesionales nos demandan una larga estancia en ese escritorio.

Una cosa suele llevar a la otra hasta que “zas”, accede la víctima, se desnuda y se masturba delante de la cámara. Una vez termina su “viaje” particular aparece un amable señor que hace a la mujer a un lado y amenaza a la víctima con colgar en el muro de la red social ese vídeo e incluso llevarlo a otra como YouTube para difundirlo entre todos sus contactos.

No hay dudas, lo hacen. Hay veces que ni siquiera esperan a que hayas decidido si pagas o si no pagas. Una vez está colgado por medio mundo, la amenaza se centra en tratar de que pagues para descolgarlo. El daño ya está hecho, sin duda.

Situaciones terriblemente vergonzosas. Normalmente acuden a buscar asesoría jurídica o policial solos. Los detalles deben relatarlos para interponer la denuncia. Aún no sé por qué pasan por ello. Muchos de esos delitos son cometidos desde direcciones IP (conexiones a la Red) de países africanos con los cuales será imposible encontrar cualquier tipo de cooperación judicial para que los hechos sean enjuiciados. La sextorsión, una vez se manifiesta, quien la cuenta a su familia, sufre un shock terrible de difícil recuperación. La escena familiar queda “congelada” y puedes leer en las miradas un “¿cómo es posible que mi marido haya hecho esto?” o un “¿mi padre masturbándose delante de una webcam delante de una desconocida? No importa lo que uno piense, lo cierto es que muchos de los sextorsionados ceden al pago. Es un gran negocio, se juega con la condición humana y aciertan en un tanto por ciento muy elevado.

¿Qué medidas tomar frente a este tipo de amenazas? ¿Cómo no caer en las trampas de organizaciones criminales que tienen su modus vivendi incentivado por ello?

Lo esencial es no caer en las tentaciones. Darnos cuenta de que no es posible que tengamos tantos “amigos” en las redes. Que no es habitual que alguien desconocido nos proponga “sin venir a cuento” algún tipo de relación más cercana. Dudar de las cosas que nos ocurren en la Red cuando no suelen ocurrirnos en nuestra realidad más próxima. Las consecuencias, muchas veces, suelen ser reputacionales y, a veces, actitudes sexuales no convencionales o fuera de contexto pueden llevarnos a consecuencias no deseadas.

Quizás, aunque sea consentida, podría haber alguna fotografía que en un futuro pudiera ocacionarnos algún conflicto reputacional, como es el caso de la presentadora Ares Teixidó. ¿Podría llegar a ser extorsionada? Podría ser. Quizás en un futuro, cuando ya no le interese que esa imagen circule en la Red o quizás las precedentes o posteriores que existieron a la que realmente fue publicada.

Consejo: prudencia y atención con lo que hacemos en la Red.