Con aquella frase me fui a dormir y fue el preludio de lo que iba a ser una Guardia llena de Vida, de casos y cosas. Las 6:00 es buena hora para acompañar al Día en ese despertar. Es sábado, si todo va bien la Guardia durará sólo 48 horas, pero con la nueva Reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, si te llaman antes de que terminen tus 24 horas de Guardia, podrías hacer la asistencia a la declaración policial dentro de tus 48 horas y, por consiguiente, pasar a disposición judicial en tus 72 horas. No, no, no … malos, malotes, portaos bien hasta máximo las 20:00 y que, al menos pueda disfrutar del domingo por la tarde. Comentario repetitivo que voy diciéndome cual mantra, consciente de que siempre flota en el ambiente no un “love is in the air”, sino un “quién sabe qué ocurrirá hoy”.
Un desayuno acompañado de una primera llamada por una “Falsedad documental” nos lleva a mí y a mis tacones a saltar veloces para tomar posesión de la moto que, como Terminator, a chupa de cuero negro y gafas de sol puestas, me llevaría a hacer esas horas interminables de visitas a los calabozos por toda la ciudad.
Cruzando la ciudad llego a una Comisaría. Un Equipo de Investigación me está esperando. Sonrisa. Un buenos días con apretón de manos a quien responde a mi voz en grito por su nombre. ¿Empatizas al primer momento? No. Espero a verle los ojos para identificar el grado de maldad que hay en ellos. Según me mire, gradúo mi proximidad hacia él / ella y la empatía que pueda sentir por el caso. Este es bueno, parece. Breve conversación, declaración y vuelta a la moto y al viento fresco de la mañana en el rostro.
Atravieso la ciudad a la inversa. Aprovecharé para ir al despacho mientras no me llamen para la siguiente asistencia. El despacho está vacío. De los diez, sólo estoy yo. Hace eco el pasillo. Voy a mi mesa. Abro el ordenador y cuando me dispongo a leer tres Escritos de Acusación que me ha enviado un Fiscal, vuelve a sonar el teléfono.
– Mierda, así no hay quién haga nada.
Otra asistencia. Una detención en la Comisaría Central. Degluto mis croissants integrales mini aún sobre la mesa y le pego grandes sorbos al vaso de cartón con tapa de plástico que me he agenciado en la cafetería junto al despacho. Justo en ese momento en el que me había preparado todo el escenario: Café, croissants, y tres Escritos de Acusación de Fiscalía contra: un grupo organizado, un hacker y un robo con fuerza. Tendría que esperar ¿una hora? ¿dos horas? … carcajada interna. El día de Guardia no hay horas. Para qué quedar con nadie. Para qué tener planes. Son días de vacío existencial, en los que, de lo que más tiempo tienes es de escuchar tus “demonios internos”, tus miedos, tus anhelos, tus sueños …. Nadie te espera, a ningún lugar tienes que ir porque ya estás donde se te requiere. Momentos de “vacaciones” de rutinas pero de largas reflexiones y silencios.
Los tacones ya se saben el camino, cuatro escalones hasta la garita, un bla bla bla y pase de visitante, pasas las barreras, taconeas por el pasillo recto, luego a la derecha y a la Sala de … ¿Qué le han hecho a la Sala? ¿La máquina de coca-cola? Han pintado las paredes! Hay sillas nuevas! Alucinante… le hago una foto. Menuda gilipollez, pienso. Aun así la hago.
Llega el Agente. Minutos antes me ha llamado desde el Número Oculto con un “cuánto tardas?”
– Llego en 20 después de cerrar el ordenador (obvio decirle que tengo que ir al baño, como me enseñó mi madre siempre al salir de casa o de cualquier sitio) coger la moto y acercarme a tu Comisaría. ¿Te va?
– Buena capacidad de respuesta. Te espero! – Tampoco le quedaba otra, pero la urgencia venía porque estaban a punto de consumir las 72 horas de detención y al querer enviar al detenido a Sede Judicial ha salido una busca y captura nueva que me han atribuido a mi. Quiero pasarla por “Segunda Reconducción”, dice.
¿Qué es la Segunda Reconducción?, os preguntaréis algunos. Los detenidos del día anterior se pasan a declarar delante del Juez a las 9:00 de la mañana. Hay un túnel que atraviesa la ciudad por donde los Mossos d’Esquadra, utilizando en exclusiva el arcén, y con un mínimo de 4 furgonetas, circulan a buen ritmo para llegar justo a la boca de la entrada de los calabozos de los Juzgados. La Segunda Reconducción (hacia los Juzgados) se produce hacia las 12:00 cuando los calabozos empiezan a estar “hasta arriba” y hay que empezar a resolver, sobre todo para no agotar las 72 horas de una detención ilegal.
Robo con fuerza, y sólo son las 11:30. Recuerdo la frase “Que no tengas una Guardia tranquila” y pienso cuánta razón tenía…. Mismo protocolo, esta vez con un Agente de prácticas. Es su primer día.
– Aquí pones la pistola, llamas para entrar y descender, vuelves a llamar para que te abran y eliges el despacho que quede vacío.
– ¿Qué mal huele no? – dice el Agente de prácticas.
El veterano y yo nos miramos. Sonreímos y al unísono le decimos un “ya te acostumbrarás”.
Hace calor. Los olores son hoy ciertamente más “inmundos”. No hay aire acondicionado en la zona de custodia. Nos falta el aire a todos. Entramos, no declaramos, nos negamos a las tomas de muestra de ADN…
– No me mires así que ya sabías que me iba a negar.
– Ya. Es que lo tengo que preguntar.
– Vale- Nos guiñamos un ojo. Volvemos a sonreír. Hoy empatizamos todos. Nos miramos a los ojos. Nos hablamos de tú. Aún no estamos agotados por los kilos de emociones y tensiones del día, aún parece que nos vemos no por lo que representamos, sino por lo que somos.
Salimos. De nuevo la calle. De nuevo la moto. Detrás de la Segunda Reconducción. Los Juzgados. Las 14:14 mientras escribo en el ordenador estas letras. Sin pensar siquiera a qué hora iré a comer a casa o a dónde sea. Sólo recordando con una sonrisa las cientos de veces que miro el reloj y coinciden las horas, como ahora, o a las 10:10, o a las 12:12 … dicen que es una “señal” de “sincronía”. Un “mensaje espiritual” de que estás en sincronía con “tu Plan de Alma”. ¿Sí? No sé, pero me hace sonreír y decir internamente un “toma ya!”.
La Guardia, siempre llena de: largos tiempos en las esperas, silencios, soledad (porque estás sol@,no porque te sientas sol@) sorpresa de un “y qué me tocará?”, sonrisas con los Agentes de Policía, con los Agentes Judiciales, con el Guardia del control de seguridad … Intenso, siempre intenso. ¿Dudas si apuntarte al Turno? No dudes! Hay que probar para vibrar con el Derecho desde lo más profundo y dinámico.
Recuerdo por tercera vez la frase de la noche anterior “Te deseo que NO tengas una Guardia tranquila”… No lo está siendo. Aún le quedan 17 horas… veremos!